Navidad hipócrita
        En esta última navidad (2001) sucedió el absurdo de los absurdos.
No contentos en poner dos guardias en la puerta, impidiéndonos con discriminación la entrada de personas de la congregación Santa Marta a un culto público (que no es ninguna reunión a puertas cerradas) la Iglesia llegó al colmo de solicitar al tribunal una medida cautelar, para que yo pague los costos de 580 reales, y para qué la Policía Militar evacuase la vereda alrededor del templo, para qué ellos puedan hacer el culto de Navidad en paz, sin la presencia de la Congregación Santa Marta, con sus carretas y caballos, diciendo que solo estamos perturbando e impidiendo que ellos hagan el culto a Dios.
      ¿Será que no se dan cuenta que es la conciencia de ellos que les perturba y no les permite hacer el culto a Dios?
     Si es que la tienen. La Navidad, que es el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios, el creador del mundo, que hizo a su hijo venir en una familia pobre y nacer en un

establo en medio a animales y estiércol, un rechazado.  
Y el mundo no le ofreció un lugar mejor, lo que me admira es que la iglesia que se dice Cristiana, que nació y se formó en la enseñanza y ejemplos de Jesús Cristo, continúan excluyendo, como fue en la primera Navidad.
   La Biblia dice que la Iglesia es el cuerpo de Cristo, donde El es la cabeza y nosotros los miembros.
   La Iglesia Metodista dice que la iglesia es la congregación de fieles que predican la pura palabra de Dios.
    Cuando yo sentí que Cristo no era más la cabeza de la Iglesia (habían degollado la cabeza del cuerpo) y yo insistí en la fidelidad, en la pura palabra de Dios, ahí extinguieron la Congregación Santa Marta. En otras palabras, extinguieron a Jesús Cristo de la Iglesia Metodista (cabeza, tronco y miembros).
     Insistimos, yendo al culto, en la Iglesia Central, nos echaron y en el culto de Navidad no querían que estemos ni en la calzada, que él un lugar público.