Para los de la Trinidad, el Cristo es el propio Dios; ese sería el propio diablo, el padre de la mentira, que Jesús habló para los judíos (Juan 8), el dios encarnado que fue suelto, después de preso en el abismo por mil años. Y será suelto por poco tiempo, para reunir a todos para la batalla final. Ap: 20.
   Sería la bestia que surge del abismo, el que mata a los dos testigos (¿Moisés y Elías que aparecieron a Jesús en el monte de la transfiguración?). Que Dios, a través de ellas, estará castigando al pueblo rebelde (que no aceptó a su hijo, y que confía en ese mundo), profetizando sequias y todo  tipo de flagelos. ¿Serán odiados por las personas que aman las cosas del mundo?
       ¿No serán confundidos con la bestia y el anticristo? (Ap.11. 3-14) Hasta en el tiempo de la 1ª venida de Jesús se levantaron hombres parecidos con el verdadero Cristo (se levantó Teudas, y después de ese, Judas, el Galileo, Hechos 5. 36 y 37).
Un alerta: ¿no será la 2ª venida de Cristo para los cristianos como fue la 1ª venida

para el Judaísmo, que estaba tan preparado con su religión, basado en muchas profecías, con un lujoso templo, todo organizado y preparado como nunca estuvo antes para esperar al Cristo? Podemos comparar con la Iglesia de hoy: los sacerdotes, y sumo sacerdotes (eran como los pastores y obispos); levitas (son los diáconos que sirven con sus préstamos); escribanos (son los que sueltan ese mar de literatura con fermento de fariseo); los intérpretes de la ley (son los teólogos que buscan en las entrelineas de la ley justificativas para sus preceptos y filosofías de hombre); los ancianos (son los que guardan las tradiciones y costumbres que no tienen base Bíblica).
 Y las tres sectas, que había, iguales a las que hay hoy, en las iglesias cristianas.
 Los fariseos: que usaron la palabra (ley) para perseguir a Jesús, que los llamó muchas veces de hipócritas, sepulcros calados. Son como los carismáticos, que intentan presentarse como espiritualistas que cuelan los mosquitos y se tragan los camellos.